domingo, 27 de mayo de 2012

Tipos de aludes de nieve


Los tipos de nieve y las condiciones provocan diferentes tipos de aludes. Los más conocidos por su efecto destructivo son los de nieve reciente. Esta nieve puede ser húmeda si la temperatura ronda los cero grados o de nieve polvo si está por debajo. El alud se produce cuando la capa superficial pierde cohesión ya sea por sobrecarga de peso o por un aumento de temperatura durante o poco después de la nevada. Para que se desencadenen las temidas aludes de nieve polvo se tienen que dar unas condiciones muy especiales. En España no son frecuentes pero pueden producirse sobretodo en el Pirineo. Uno de los sitios más propicios son las cuencas de los torrentes en forma de embudo abierto en una de sus generatrices. Aquí el viento penetra dentro chocando con las paredes y se origina un torbellino que arrastra con fuerza el polvo de la nieve, al que imprime un movimiento de giro elevándolo hasta gran altura en forma de cono invertido llegando incluso a los mil metros. El aire se enrarece dentro del cono y al cesar el viento, la nieve cae con mucha más fuerza que la ordinaria, en masa como si cayera al vacío. El avalancha avanza de una forma violenta y rápida por el cañón del barranco. La presión que ejerce en el aire crea una destructiva onda expansiva que arrasa todo lo que toca. Por eso se oye decir que en la montaña antes de un alud precede un ciclón. El escape de aire contenido en la cuenca del torrente provoca un auténtico huracán que puede llegar a los 300 km/h. Los daños pueden ser catastróficos.
En el valle de Canfranc un alud destruyó árboles y edificaciones de la ladera opuesta a 50 metros debido a la onda expansiva. Los efectos que puede producir en una persona son similares a los de una bomba. Existen fotos de chalets en los Alpes destruidos antes de que les tocara el alud. En los seres humanos, el efecto que produce es similar a una bomba. La onda expansiva destroza el interior de la caja torácica reventando las vísceras huecas por el cambio de presión. Si se sobrevive la mezcla de nieve polvo y agua daña los pulmones ahogando al accidentado. Ya pasó en Candanchú cuando dos personas murieron ahogadas por un pequeño alud de este tipo. Pero las avalanchas más frecuentes y que al menos causan el 70% de los accidentes son las de placa. Durante el invierno se van creando capas por las distintas nevadas que con posterioridad se transforman. Las capas pegadas al suelo pueden estar más heladas que las más superficiales en apariencia parecen estables. La existencia de discontinuidades en el manto hace que cuando se le aplica una carga o se corta con los esquís, las capas superiores se deslicen sobre las inferiores. Es una auténtica trampa. Las más comunes son las placas de viento que se caracterizan por su dureza y fragililidad. Están formadas por nieve transportada desde las zonas de sobreviento a las de sotavento. Las cornisas pueden ser una señal de que abajo se encuentra una placa de viento aunque puede haber más que no estén cerca y no se distingan con claridad. Se identifican por se color blanco muy mate, su forma lenticular, el chirrido que produce cuando se pisan y cuando los bastones de esquí y el piolet se clavan demasiado bien. Son típicas de laderas abiertas en zonas convexas y en la mayoría de los casos se producen cuando la atraviesa una persona. Son normales en el transcurso de la temporada sobretodo en las épocas más frías del invierno. La fuerza y el peso que adquieren es tan grande que pueden enterrar y causarte traumatismos y hemorragias internas con resultados fatales. Une vez atrapado puedes morir de hipotermia o falta de oxígeno. Otro tipo muy frecuente y temible son las avalanchas de fusión, las cuales se producen cuando la nieve se derrite a temperaturas por encima de los 0 grados y lluvia. Son muy típicos del deshielo de primavera o en invierno durante periodos de calor. Las altas temperatura hacen que la nieva se vuelve húmeda y pesada. Tiene una textura densa, similar al barro. Si hay una diferencia de temperatura entre la capa superficial y las interiores, una se desliza sobre la otra y va avanzando a poca velocidad. Es posible que arrastre a todo el manto nivoso junto con barro, rocas, árboles, arbustos. El mayor peligro que conllevan es quedarse enterrado bajo toneladas de nieve y morir por falta de oxígeno, aplastamiento o frío. También es posible que se produzcan aludes mixtos en los que se conjuga la enorme masa de los de fondo con la violencia de las de polvo, con el agravante de estar la nieve endurecida. Para ello se requiere que un alud de nieve polvo en un lugar con mucha pendiente y nieve acumulada origine un alud de fondo o superficial y al sumarse las dos masas forman un alud mixto. Un ejemplo es el alud caído en el Balneario de Panticosa en 1915. Alcanzó los 48000 metros de longitud, se deslizó por una pendiente de 60 º con una altura de 700 metros de desnivel a una velocidad de 115 metros por segundo. Tuvo una fuerza de 4 millones de toneladas por metro que equivale a la fuerza de un río que se despeña de un kilómetro de altura con un caudal de 4000 metros cúbicos. Un hotel quedó destruido por completo y el casino del balneario sufrió severos daños. No hubo victimas porque la zona estaba vacía pero aludes similares han causado catástrofes en países como Austria dónde un pueblo entero resultó sepultado.

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