El sábado no había nada claro. No se sabía si el tiempo dejaría hacer la carrera por su recorrido normal. La previsión meteorológica era pésima, y reinaba preocupación, sobre todo por los tramos técnicos. También se respiraba la tensión competitiva del momento. Ya le advirtió la organización a Kilian que “para que no te lo creas demasiado, te lo vamos a poner un poco más difícil y te hemos traído a los mejores competidores”. Después de la victoria de Dakota Jones en la Transvulcania, parecía que iba a estar más reñido que nunca.
La organización avisa de que nieva en el Aizkorri. La tensión aumenta por momentos.
Rozando las nueve, todos los atletas esperan impacientes en la línea de meta, entre saludos y sonrisas de sus conocidos. La organización avisa de que nieva en el Aizkorri. La tensión aumenta por momentos.
Poco después, el griterío de los espectadores anuncia que la maratón de montaña acaba de comenzar. Tras una pequeña vuelta al pueblo, los corredores se adentran en la montaña que, envuelta en niebla, no se quiere dejar ver. Un grupo grande de unas diez personas, se pone en cabeza. Les esperan 42 kilómetros y 5.500 metros de desnivel entre bosques, crestas, y barro, mucho barro, y todo bajo una fina ducha de agua. Eso sí, corren empujados por los ánimos de la gente que, a pesar de las inclemencias, se han echado una vez más al monte a apoyar a los atletas.
Y es que la Zegama es todo un acontecimiento en el País Vasco pero también fuera de él. Entre el público hay gente de toda España y también, franceses, portugueses, ingleses, americanos que han oído demasiadas cosas buenas de la carrera como para perdérsela.
Algunos vienen a curiosear, otros tienen familiares y amigos en la carrera. También hay quienes se habían quedado fuera del sorteo, pero aún así vienen para ver con sus propios ojos como es en verdad esta maratón. Todo el mundo se acabó contagiando de la atmósfera y terminaron viviendo el deporte en directo casi como si corrieran.
Algo intuía Kilian cuando envió un “tweet” a Luis Alberto Hernando, diciéndole “Luis... No corras mucho ehhh!!
A partir de este momento, la montaña retumba como un miniestadio de fútbol con cada corredor que pasa. Todos vienen embarrados de los pies a la cabeza. Oihana Cortazar sube segura en primera posición. Pero poco después, aparece con paso ligero una desconocida, la británica Laurent Jeska seguida de la sueca Emilie Forsberg, una recién llegada al Trail Running, y Nuria Picas, de Berga (Cataluña) .
Kilian sabía que Luis Alberto no se lo iba a poner fácil y decidió atacar por el tramo más difícil: la cresta del Aizkorri. Allí, cual sarrio por su hábitat, consigue, arriesgando entre copos de nieve, arrancar un minuto de ventaja a su contrincante. Max King, poco acostumbrado a estos terrenos, se descuelga de los primeros puestos. La persecución continúa y aún queda la mitad de la carrera.
Entre las chicas, se produce otra de las sorpresas. Laurent Jeska consigue adelantar a Oihana, y pasa a encabezar la clasificación. Sin embargo, la vasca se huele que a su nueva rival no le sobran las fuerzas y decide aguantarla hasta que llegue su oportunidad. Le siguen de cerca Emelie Forsberg y Nuria Picas.
Durante los siguientes kilómetros, Jornet mantiene su minuto de ventaja mientras que Luis Alberto lucha por seguirle. Hay rumores de que ambos pueden batir el récord de la carrera si continúan así. Al mismo tiempo, Laurent comienza a flaquear en el Aizkorri. Oihana aprovecha para volver a su posición “natural” y volver a ganar en casa. Nuria y Emilie aguantan el ritmo, superando a Jeska. Esta última, con gran carácter competitivo, insistirá en conseguir los primeros puestos durante el resto del recorrido. Parece que esta montaña, sagrada para los vascos, decide el ganador de la carrera.
Para Kilian, “las carreras acaban cuando se cruza la meta porque ganar o perder no te convierte en una persona diferente”.
Entre las chicas se repitió el podio de Oihana Cortazar, que llegó exultante entre los ánimos de sus paisanos, seguida de Nuria Picas y Emilie Forsberg. La inglesa Laurent Jeska llegó temblando, hipotérmica y al límite de su resistencia, quedándose a tres minutos de la tercera plaza. De inmediato, la Cruz Roja le atendió poniéndola en una cama térmica en donde se recuperó. “Ví posibilidades de ganar y yo creo que lo podría haber hecho. Lo volveré a intentar”. Conviene guardar su nombre para las futuras carreras...
A partir de este momento llega a la meta un goteo incesante de corredores, con caras pálidas y rebozadas con barro. Y es que las condiciones han sido duras hasta para el capitán del Team Buff de Raid, Juanjo Alonso "Kapitán Pedales", que tenía tierra en los ojos.
La gente no ha tenido ganas ni para masajes. No ha parado de llover en toda la carrera y vienen sin ganas de nada”.
Según
el campeón, “nos gusta el barro y las condiciones difíciles. Pero es
mejor no pensar en lo conseguido y mañana ponerse a trabajar"
Así es este deporte, según Kilian Jornet: “nos gusta el barro y las condiciones difíciles. Pero es mejor no pensar en lo conseguido y mañana ponerse a trabajar”. Aún queda mucha temporada de carreras por delante...
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