domingo, 27 de mayo de 2012

Prevención de aludes: evitar riesgos innecesarios

En la mayoría de los casos, los accidentes por avalanchas de nieve pueden ser evitadas tomando una serie de medidas básicas de seguridad. El 92% de los aludes que causan victimas son causados por los propios deportistas. El otro 8% se produce en situaciones de mucho riesgo fácil de detectar. Lo primero es consultar los partes metereológicos generales y locales dónde se indique el riesgo de aludes. Cuando se esquía fuera de pista, se debe hacer caso de las indicaciones de la estación y en caso de duda preguntar al personal. En estos partes se utiliza la escala europea de aludes con cinco niveles diferentes. Cuándo hay riesgo uno o limitado sólo se pueden producir aludes con fuertes sobrecargas en pendientes muy propicias. Cuando sube a riesgo 2 o limitado se pueden producir aludes en pendientes especiales y con grandes sobrecargas. La recomendación es planificar bien las excursiones y tener bien planificadas las excursiones evitando las palas peligrosas. En el grado 3 o Notable, la montaña empieza a ser peligrosa. El manto de nieve no esta todavía estabilizado. Las aludes se pueden producir con sobrecargas débiles y en numerosas pendientes. Cuando existe este riesgo es recomendable que se salga con expertos que puedan apreciar el peligro. Hay que evitar a toda costa las vertientes inclinadas y en orientaciones propicias para este fenómeno. Según los expertos consultados, la mayoría de los accidentes se produce cuando hay riesgo 3 porque es cuando muchos practicantes de los deportes de nieve, algunos de ellos inexpertos, se atreven a salir a la montaña o fuera de pistas por lugares peligrosos. Ya que cuando hay riesgo 4 o fuerte en la mayoría de las pendientes propicias, la nieve no está estabilizada y con sobrecargas débiles se pueden producir pequeñas y grandes aludes incluso en las partes bajas de pendiente moderada. Se recomienda sólo ir de excursión por partes bajas Y por último con riesgo 5, el manto nivoso no está estabilizado y se esperan numerosos y grandes aludes originados espontáneamente hasta en pendientes poco propicias para este fenómeno. Cuando existe este riesgo hay que renunciar a salir a la montaña. Incluso muchas veces se producen desalojos de refugios, o casas dónde se pueden producir grandes aludes. Es muy desaconsejable practicar deportes de montaña sólo. Porque en caso de accidente siempre tiene que haber alguien que pueda avisar. Es conveniente que se vaya siempre acompañado de una persona experimentada que pueda conocer bien las zonas peligrosas y que se sepa bien los itinerarios a seguir y diferentes alternativas. Hay que conocer el nivel de cada uno para ver su capacidad de reacción. Una vez comenzada la excursión hay que evitar las laderas más expuestas a las avalanchas. Si no hay otro remedio, es importante guardar al menos treinta metros de distancia para no sobrecargar demasiado la nieve, estar atento por si se produce una avalancha y desabrocharse las dragoneras de los bastones y las correas de los esquís. Esto último puede ser vital ya que de lo contrario si una avalancha llega a enterrarte puedes quedarte inmóvil de brazos y piernas sin posibilidad de salir. Eso les pasó a dos esquiadores de montaña en Diciembre de 2004 en la zona de Bachimania, por el Balneario de Panticosa, cuando un alud les enterró. Uno de ellos a pesar de tener la pierna fuera no pudo moverse por las dragoneras y murió de anoxia. La montaña muchas veces te avisa ella misma de la peligrosidad. Cuando hay nieve en las copas de los árboles quiere decir que el manto todavía no está estabilizado. Si se producen varias coladas o aludes pequeñas significa que hoy no es un día para salir al monte. Las zonas de bosque antiguo y con rocas son más seguras aunque tampoco hay que fiarse sobretodo si el riesgo es extremo. Dónde han caído ya aludes es más improbable que se produzcan.

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